Genial portada de Jim Pavelec, basada en el cuadro ''El Pecado'' de Franz von Stuck (1863-1928) |
Creepy y Eerie (junto a Vampirella) fueron las revistas
de cómics más emblemáticas de Warren Publishing, la editorial de cómics de
horror más reconocida desde los años 60’s hasta los 80’s, cuando desaparece. Estas
publicaciones salían en formato magazine -mayor tamaño que un comic book, en blanco y negro, y para
distribución directa en quioscos-, y gracias a esto no se regían por el nefasto Comics Code
Authority que censuró y prohibió las publicaciones de horror de EC (y similares) a comienzos
de los 50’s. De esa manera pudo rescatar, mantener viva, y llevar al siguiente nivel a la gran tradición del cómic
norteamericano de horror.
¡Quién no ha leído una Creepy alguna vez en su vida! (si
no lo hiciste no tuviste infancia, adolescencia, adultez, ni vida). Acá en Perú
se podían conseguir las ediciones españolas de Toutain en el Centro de Lima (en
las que se juntaba material de los tres títulos emblemáticos de Warren), y así
muchos empezamos a descubrir a tremendos maestros del cómic norteamericano y
europeo como Berni Wrightson, Richard Corben, Wally Wood, Esteban Maroto, entre tantos otros, y con esas alucinantes portadas de Frazetta,
Sanjulián o el peruano Boris Vallejo, aunque en ese tiempo los más ''cachorros'' no nos preocupábamos
mucho de estar cotejando los créditos.
Volviendo al presente, hace más o menos 2 años la
editorial Dark Horse se hizo con los derechos de Creepy y Eerie, y desde
entonces han ''revivido'' a estas fabulosas revistas, en las que se publican nuevas
historias a cargo de destacados autores contemporáneos, siempre acompañadas de reimpresiones
de algunos relatos clásicos (aparte claro, vienen publicando también lujosas ediciones de archivo
en tapa dura, con puro material de las etapas clásicas).
Cuando me enteré de esto, inmediatamente puse a Eerie
en mi lista de compra de series mensuales (la serie de Creepy ya se encontraba
avanzada en la numeración, y a veces a los coleccionistas nos gana la ''manía
matemática'' de querer coleccionar nuestras series desde el inicio, y además al igual que antaño, los autores de ambas revistas suelen alternarse). El primer
número me pareció fantástico y me animé a mandar una carta, la que ahora me ha
llenado de alegría ver publicada en el tercer número, casi un año después de
que la enviara (esta revista sale cada 6 meses, y como mi carta no había salido en el
#2, ya había perdido las esperanzas).
Así que ahí queda mi nombre en un número de Eerie, impreso junto a los de maestros como Paul Chadwick, Johnatan Case o el mismísimo Wally Wood, con lo cual no puedo evitar sentirme parte -así sea una parte microscópica, la que nos corresponde a los lectores que enviamos cartas, pero una parte imborrable al fin y al cabo- de la grandiosa tradición de los cómics de horror de la Warren.
Los dejo con mi carta y la hilarante respuesta del Primo
Eerie (adjunto una traducción en la que lamentablemente se pierde algo del
humor de la respuesta, pues hay un par de frases hechas -que encima han
sido levemente modificadas con fines sarcásticos- que son imposibles de traducir
exactamente). ¡Ah! Y en agradecimiento a este engendro deforme por haber
publicado mi carta, me comprometo a hacer una reseña de Eerie #3 en las
próximas semanas.
Querido Primo Eerie:
¡El primer número de tu
revista estuvo perfecto! Fue todo lo que se supone que una gran antología
de cómic de horror debe ser. La historia de Dave Lapham sobre un hombre
convertido en robot, que pensaba estar ayudando a la humanidad a deshacerse de
esos malditos artefactos -mientras sin saberlo hacía exactamente lo contrario-,
fue bastante perturbadora y gratamente retorcida. La historia en clave de humor
de Bill DuBay fue un gran homenaje a ese estupendo modelo clásico -recientemente
descontinuado- de Volkswagen.
Bien, todos sabemos que el género de horror no sería
tan cautivante sin esos chispazos de erotismo presentes en casi todo relato clásico
de horror. ‘‘Beta-Eden’’ de Taylor y Garres nos dió bastante de eso, ¡y de la manera
más repulsiva que podríamos imaginar!
Finalmente, la reimpresión
del notable tributo a Frankenstein de Potter y Corben seguramente ayudará a los
lectores más jóvenes a descubrir y apreciar la excelente narrativa y estética
de las obras maestras de la vieja escuela. Todas estas historias -envueltas en
las magníficas ilustraciones de Jim Pavelec y Berni Wrightson- concretaron un
impecable y potente primer número.
Espero con impaciencia
el segundo número de Eerie, y espero que la revista sea publicada más de 2
veces al año, ya que ambos sabemos que es una casi imperceptiblemente mejor
revista que la de tu viejo tío Creepy.
Guido Cuadros Ferro
Acuña
Lima, Perú
Bueno, bendice mis transpiradas pantalonetas, Guido, si tu carta no acaba de tocar los sentimientos más
profundos de mi oscuro y pequeño corazón. En un punto, empero, debo estar en
desacuerdo contigo: mi revista tiene bastante perceptiblemente mayor valor por
página que la de ese rancio viejo canalla del tío Creepy. Cierto, puede que su oferta esté disponible con mayor
frecuencia, pero ese esquelético viejo diablo olvida que la espera es una deliciosa
agonía.
Qué bien que salió tu carta, y la respuesta es sumamente divertida (aunque la gracia se pierde un poco en nuestro idioma).
ResponderEliminarLa segunda carta también es un mate de risa.
Eliminar