El día de hoy
caminaba por las calles de mi zona, a un par de cuadras de mi casa, y me encontré con esta espectacular
ilustración del graffitero peruano PÉSIMO, realizada seguramente el día de ayer.
Se trata de una obra muy colorida y llena de vida, pero destaca sobre todo por un detalle fundamental: PÉSIMO demuestra su gran capacidad y talento, manteniendo la fineza y claridad de su trazo en una pared de superficie totalmente GRANULADA, y con la parte superior de ladrillo ''pelado'' (como podrán apreciar en las siguientes dos fotografías). Un lienzo hostil, no apto para aficionados ni principiantes.
Se trata de una obra muy colorida y llena de vida, pero destaca sobre todo por un detalle fundamental: PÉSIMO demuestra su gran capacidad y talento, manteniendo la fineza y claridad de su trazo en una pared de superficie totalmente GRANULADA, y con la parte superior de ladrillo ''pelado'' (como podrán apreciar en las siguientes dos fotografías). Un lienzo hostil, no apto para aficionados ni principiantes.
Mientras tomaba estas fotografías reflexioné un poco
sobre la naturaleza de esta forma de expresión, y la actitud de sus artistas.
El graffitero gasta su buen dinero en materiales (si quiere hacer una obra de
calidad como ésta), elige una pared al azar y plasma su visión de manera
desinteresada, sabiendo que puede ser borrada al día siguiente. La termina y se
va, sin cobrar nada ni recibir aplausos, a seguir con su vida. Y cualquiera que pase por ahí, disfruta el resultado.
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