jueves, 18 de octubre de 2012

''De Brueghel a Kirkman. La necrocracia de los muertos andantes''. Un ensayo sobre zombies, por Luis José Cassaró Bolarte (Trujillo).


Los dejo con este interesante ensayo escrito por mi amigo Luis José Cassaró Bolarte (experto en cómics y corresponsal oficial de Comic Apocalipsis en la ciudad de Trujillo) sobre la temática zombie -cuyos orígenes en el arte datan de muchos siglos atrás- y su poder evocativo para reflexionar acerca de la amenaza constante que se cierne sobre toda civilización: la barbarie. Ilustraciones originales de Eduardo Cassaró Bolarte.

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Sobre un paisaje devastado por la furia de los elementos, las legiones de la muerte avanzan imparables: hordas y hordas de cadáveres engullen los escasos residuos de vida que aún pueblan el mundo en tanto ejercen un rechazo brutal al tenue reclamo de la humanidad. Los vemos empujar a los sobrevivientes con sus escudos (gigantescas tapas de féretros) hacia las fauces del apocalipsis mientras una serie de ajusticiamientos, de muertos hacia vivos, toman lugar en sus más variadas formas.

Es la apoteosis del horror. Una abominación más insana toda vez que contemplamos sardónicas escenas en aquella masacre cuyo origen es tan incierto como el destino de nuestra especie. La única realidad, mayestática, absoluta, es que La Muerte se ha apoderado de la tierra, como lo demuestra aquel esquelético jinete armado con una guadaña, quien desde el centro del caos dirige el exterminio.

¿Es la visión de un profeta en Patmos?

No exactamente. Es lo expuesto en El Triunfo de la Muerte, obra maestra del pintor Pieter Brueghel, El Viejo. Un portento terrorífico afín a los lúgubres mensajes que los artistas flamencos mostraban en sus óleos.

El Triunfo de la Muerte (detalle). Pieter Brueghel, 1562.
Resulta fascinante comprobar cómo el arte se retroalimenta. O mejor dicho, cómo ante el disfrute de una obra excelsa nuestra memoria nos abre mil y un senderos similares a lo que acabamos de contemplar, leer o escuchar. Senderos que nos remiten a instantes que nos subyugaron con igual intensidad y claro está nos llenaron de preguntas y certezas. Desde que era un niño, La Muerte según Brueghel me pareció la primera descripción hecha por un artista occidental de aquellos muertos vivientes que la sensibilidad de George A. Romero describiría de manera tan perfecta en sus películas. Llamados comúnmente zombies a partir del culto vudú que la comunidad afroamericana de Haití diseminó en la cultura popular, el cine de Romero obviaba dicha influencia, presente en la magistral Yo Caminé con un Zombi de Jacques Tourneur y en la producción Hammer La Plaga de los Zombis, y se adentraba en el pavor de lo inexplicable gestado a partir de lo cotidiano. ¿Cuál es la causa de que los muertos abandonen sus tumbas y avancen lenta e inexorablemente hacia la instauración de una suerte de necrocracia previa ingesta y contagio de los seres humanos? ¿Es una maldición? ¿Una plaga bíblica? ¿Un accidente científico? ¿Qué?

Poco importa. Lo vital ahora es sobrevivir.

Afiche promocional de la película Night of the Living Dead (1968), de George A. Romero.
Al terminar de leer-ver los 14 primeros números del comic The Walking Dead de Robert Kirkman y Tony Moore-Charlie Adlard que Editorial Vuk ha publicado en nuestro país, los recuerdos afloraron y también los cuestionamientos. Si los muertos de Brueghel están más emparentados con los sádicos despojos de la serie de culto Deadworld, los zombies de Image beben de las influencias de Romero, hecho que no sólo se pone de manifiesto en la estética bicromática que comparte con la fundacional La Noche de los Muertos Vivientes, sino por sobre todo en el tratamiento del guión. Kirkman y sus artistas le toman el pulso a nuestra sociedad a través de sus personajes, dilucidando capítulo tras capítulo si son el bastión en el cual nuestra agonizante raza se reconocerá y redimirá o tan sólo otros muertos que caminan, los cuales por alguna extraña razón aún no se descomponen y hieden.

Si la guerra pone de manifiesto lo peor y mejor de lo que puede ser capaz un hombre, una situación como la descrita en esta epopeya magnifica dichas posibilidades hasta sus últimas consecuencias. Rick, el protagonista principal, ha pasado de ser un simple oficial inmerso en los engranajes burocráticos tan comunes al sistema legal actual ha convertirse en La Ley; esto es, en el líder y posible fundador de un nuevo modo de encarar la civilización. Nuestra especie ha retornado a sus raíces tribales, las actividades habituales del hombre primitivo regresan de manera apabullante: lucha por la supervivencia, caza, protección, refugio; el individualismo contemporáneo es desdeñado y la humanidad acoge desesperada las costumbres gregarias que cimentaron su historia. No obstante, en esta coyuntura nunca antes vista, los sentimientos más ocultos y los secretos hirientes afloran también, listos para limpiar conciencias o poner en jaque el porvenir de los involucrados. Pocas escenas tan poderosas como la riña entre Rick y su amigo Shane, disputa que terminará con las revelaciones de éste último y su muerte a manos del hijo de Grimes. O la alucinante parada en la casa de aquel hombre en cuyo granero parte de su familia, convertida en zombies, aún es conservada, ''a salvo'', como muestra de un amor que trascendió las barreras del horror…o la razón…

Rick Grimes, en versión de Eduardo Cassaró Bolarte.
Es impresionante ver cómo ha evolucionado Image Comics en estos 20 años. De ser considerada una editorial independiente afecta a anabolizar los peores tics de Marvel, ahora es el sello donde una de las grandes gestas de la narrativa de esta época -gráfica o escrita- ha sido publicada. En el apartado del dibujo, el trazo de Tony Moore, seguro y esencial, rehúye las fastuosidades superfluas y el montaje epiléptico de muchos comics. El inteligente uso de los momentos gore, ajenos a las escatologías gratuitas, potencian la crudeza de las atrocidades zombies mientras que la afortunada ausencia de otros colores que no sean el blanco y el negro terminan por consolidar aquel look de vieja crónica, periodística o televisiva; donde la batalla, física y moral, por restaurar las estructuras de la civilización (y esta vez con materiales mejor elaborados) es narrada con la precisión de un diseccionista.

Al concluir con estos primeros 14 números, leí recién la carta de Robert Kirkman en el capítulo inicial. Fue grato comprobar que sus planteamientos no sólo reafirmaban la fidelidad hacia las mejores historias del subgénero, sino que también se proponía expandir las posibilidades de tan fascinante tema. En mi opinión y seguro estoy que en la de muchos más, el autor ha cumplido su propósito con creces. Y para los admiradores peruanos de esta obra, la aventura recién empieza.

Los 14 números de The Walking Dead (Image Comics), publicados a la fecha por Editora VUK.
Desde el Viejo Brueghel, pasando por Romero y hasta llegar a Kirkman y compañía, este particular enfoque de la muerte se ha convertido en el paradigma por excelencia al momento de cavilar sobre un futuro aciago, preñado de catástrofes y barbarie. No podría ser de otra forma, claro está; las más desoladoras reflexiones sobre el tema nos llevan a hacer una pausa y meditar en la esencia misma de aquellas cosas que la velocidad de estos días parece empeñada en hacernos olvidar: qué nos hace humanos y que nos aparta de dicha condición.

Es decir, pensar en nuestra vida…
¿Qué es?
¿Qué la determina como tal?

Luis José Cassaró Bolarte

3 comentarios:

  1. Me gustó, excelente apreciación del ser humano y su capacidad para cambiar dependiendo del contexto que lo rodea... Hay que recuperar la consciencia de qué significa ser humano.

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  2. No deberías comentar spoilers, y si lo haces anuncia al menos lo Q viene a continuación, lo digo por la escena Q comentas de los comics the walking dead.

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    1. Hola javimads:

      Si bien no soy el autor del artículo, pues igual te doy mi opinión: TWD es un cómic que en Estados Unidos va por el #103 y acá en Perú por el #15. Sebastián Gálvez Fargo está comentando escenas que suceden dentro de los primeros 15 números, es decir, que ya se han vendido masivamente aquí en Perú. Tampoco uno se va a privar de hacer un análisis por no ''aguarle la fiesta'' a quien aún no haya leído los cómics. Si así fuera no se podría analizar ningún libro ni película ni cómic.

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