martes, 16 de julio de 2013

Mi carta publicada en EERIE #3 (Dark Horse, Julio 2013).

Genial portada de Jim Pavelec, basada en el cuadro
''El Pecado'' de Franz von Stuck (1863-1928)
Creepy y Eerie (junto a Vampirella) fueron las revistas de cómics más emblemáticas de Warren Publishing, la editorial de cómics de horror más reconocida desde los años 60’s hasta los 80’s, cuando desaparece. Estas publicaciones salían en formato magazine -mayor tamaño que un comic book, en blanco y negro, y para distribución directa en quioscos-, y gracias a esto no se regían por el nefasto Comics Code Authority que censuró y prohibió las publicaciones de horror de EC (y similares) a comienzos de los 50’s. De esa manera pudo rescatar, mantener viva, y llevar al siguiente nivel a la gran tradición del cómic norteamericano de horror.

¡Quién no ha leído una Creepy alguna vez en su vida! (si no lo hiciste no tuviste infancia, adolescencia, adultez, ni vida). Acá en Perú se podían conseguir las ediciones españolas de Toutain en el Centro de Lima (en las que se juntaba material de los tres títulos emblemáticos de Warren), y así muchos empezamos a descubrir a tremendos maestros del cómic norteamericano y europeo como Berni Wrightson, Richard Corben, Wally Wood, Esteban Maroto, entre tantos otros, y con esas alucinantes portadas de Frazetta, Sanjulián o el peruano Boris Vallejo, aunque en ese tiempo los más ''cachorros'' no nos preocupábamos mucho de estar cotejando los créditos.

Volviendo al presente, hace más o menos 2 años la editorial Dark Horse se hizo con los derechos de Creepy y Eerie, y desde entonces han ''revivido'' a estas fabulosas revistas, en las que se publican nuevas historias a cargo de destacados autores contemporáneos, siempre acompañadas de reimpresiones de algunos relatos clásicos (aparte claro, vienen publicando también lujosas ediciones de archivo en tapa dura, con puro material de las etapas clásicas).

Cuando me enteré de esto, inmediatamente puse a Eerie en mi lista de compra de series mensuales (la serie de Creepy ya se encontraba avanzada en la numeración, y a veces a los coleccionistas nos gana la ''manía matemática'' de querer coleccionar nuestras series desde el inicio, y además al igual que antaño, los autores de ambas revistas suelen alternarse). El primer número me pareció fantástico y me animé a mandar una carta, la que ahora me ha llenado de alegría ver publicada en el tercer número, casi un año después de que la enviara (esta revista sale cada 6 meses, y como mi carta no había salido en el #2, ya había perdido las esperanzas).

Así que ahí queda mi nombre en un número de Eerie, impreso junto a los de maestros como Paul Chadwick, Johnatan Case o el mismísimo Wally Wood, con lo cual no puedo evitar sentirme parte -así sea una parte microscópica, la que nos corresponde a los lectores que enviamos cartas, pero una parte imborrable al fin y al cabo- de la grandiosa tradición de los cómics de horror de la Warren.

Los dejo con mi carta y la hilarante respuesta del Primo Eerie (adjunto una traducción en la que lamentablemente se pierde algo del humor de la respuesta, pues hay un par de frases hechas -que encima han sido levemente modificadas con fines sarcásticos- que son imposibles de traducir exactamente). ¡Ah! Y en agradecimiento a este engendro deforme por haber publicado mi carta, me comprometo a hacer una reseña de Eerie #3 en las próximas semanas.


Querido Primo Eerie:

     ¡El primer número de tu revista estuvo perfecto! Fue todo lo que se supone que una gran antología de cómic de horror debe ser. La historia de Dave Lapham sobre un hombre convertido en robot, que pensaba estar ayudando a la humanidad a deshacerse de esos malditos artefactos -mientras sin saberlo hacía exactamente lo contrario-, fue bastante perturbadora y gratamente retorcida. La historia en clave de humor de Bill DuBay fue un gran homenaje a ese estupendo modelo clásico -recientemente descontinuado-  de Volkswagen.
     Bien,  todos sabemos que el género de horror no sería tan cautivante sin esos chispazos de erotismo presentes en casi todo relato clásico de horror. ‘‘Beta-Eden’’ de Taylor y Garres nos dió bastante de eso, ¡y de la manera más repulsiva que podríamos imaginar!
     Finalmente, la reimpresión del notable tributo a Frankenstein de Potter y Corben seguramente ayudará a los lectores más jóvenes a descubrir y apreciar la excelente narrativa y estética de las obras maestras de la vieja escuela. Todas estas historias -envueltas en las magníficas ilustraciones de Jim Pavelec y Berni Wrightson- concretaron un impecable y potente primer número.
     Espero con impaciencia el segundo número de Eerie, y espero que la revista sea publicada más de 2 veces al año, ya que ambos sabemos que es una casi imperceptiblemente mejor revista que la de tu viejo tío Creepy.

Guido Cuadros Ferro Acuña
Lima, Perú

Bueno, bendice mis transpiradas pantalonetas, Guido, si tu carta no acaba de tocar los sentimientos más profundos de mi oscuro y pequeño corazón. En un punto, empero, debo estar en desacuerdo contigo: mi revista tiene bastante perceptiblemente mayor valor por página que la de ese rancio viejo canalla del tío Creepy. Cierto, puede que su oferta esté disponible con mayor frecuencia, pero ese esquelético viejo diablo olvida que la espera es una deliciosa agonía.

2 comentarios:

  1. Qué bien que salió tu carta, y la respuesta es sumamente divertida (aunque la gracia se pierde un poco en nuestro idioma).

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