Los lectores habituales de mi blog saben que en los últimos 6 meses he venido participando como columnista de la sección de cómics en la revista Esquina: Arte & Cultura (de distribución gratuita en librerías y centros culturales de la ciudad). Conversando hace poco con Mario Vallejo, director de Esquina, le comenté que me gustaría escribir también reseñas de cine, literatura o temas sociales. Me dijo que le parecía perfecto y que le envíe mis textos. Luego pareció acordarse de algo, sacó un libro del cajón de su escritorio y me pidió que escriba un artículo sobre esa publicación. El libro en cuestión era un bellísimo álbum de fotografías recientemente editado en España (no sé si estará disponible en librerías limeñas), en el que el tema principal es el medio ambiente. Escribí el artículo con entusiasmo, pero por diversos motivos (siendo el principal que las fotografías en alta definición que pedimos a los editores no llegaron a tiempo), la nota no llegó a ser publicada en la revista.
He decidido entonces compartirla aquí con ustedes, pues me parece que el tema está más vigente que nunca, con el tremendo problema que se está armando en Cajamarca con lo del proyecto minero del Conga, y porque pude conseguir algunas fotografías del libro en la red. Y lo más importante: porque en España -a la par con la impresión del libro- se hizo una exposición con estas imágenes, y me acabo de enterar que la exposición ha sido llevada a Brasil y que pronto recorrerá otros países latinoamericanos. Supongo que Perú será una de las escalas obligatorias, considerando que hay dos colectivos fotográficos peruanos involucrados en el proyecto. Esperemos que así sea. Los dejo con el artículo y recuerden que sus comentarios son siempre bienvenidos.
E•CO es un extraordinario libro de fotografía publicado en mayo del presente año por el Ministerio de Cultura de España y la Editorial RM. En el libro se recoge el trabajo de 20 colectivos fotográficos de América Latina y Europa, a quienes se les dio el encargo de plantear un ensayo visual que reflejara sus inquietudes y preocupaciones en torno a uno de los temas más candentes de la actualidad: el medio ambiente. Los colectivos convocados -entre los que se encuentran dos agrupaciones de fotógrafos peruanos: Supay Fotos y Versus Photo- tuvieron la libertad de conceptuar la propuesta y tratar el tema con total independencia. El resultado es un magnífico abanico de imágenes de distintos lugares alrededor del mundo, con un enfoque que fluctúa entre el realismo documental y el simbolismo artístico.
El cataclismo ecológico y ambiental del que solemos hablar en tiempo futuro impactará al lector de este libro como una realidad que ya se vive desde hace muchos años en ciudades y pueblos de todo el planeta: deforestación de selvas y bosques, ríos y lagos convertidos en basurales, montañas de desechos tecnológicos, viejas centrales nucleares con las que no se sabe bien qué hacer, niños que crecen, juegan y estudian en medio de la pobreza extrema y la inmundicia que infesta sus comunidades, urbes que se extienden imparables como una plaga de cemento, fábricas que oscurecen el cielo con sus columnas de hollín durante las 24 horas del día, extinción de especies animales, etc.
Algo de lo que recién me enteré viendo las imágenes del colectivo Garapa de Brasil, es de la existencia de un muro de 3 metros de alto y 15 kilómetros de longitud -llamado ''ecobarrera'' por las autoridades brasileñas- que ya se ha comenzado a construir y que planea delimitar doce favelas de Río de Janeiro, en un intento desesperado del gobierno por evitar la expansión de estos asentamientos humanos y la consiguiente depredación de los pocos bosques que quedan en la ciudad. Una solución drástica pero necesaria que separa al hombre de su medio ambiente como si de un nefasto apartheid se tratase.
Otras fotografías, quizá con una orientación más optimista -como las del colectivo peruano Versus Photo- sugieren la aún posible relación armoniosa entre el hombre y la naturaleza: el hospital psiquiátrico El Cremi, situado en Iquitos y único en el mundo, hace que sus internos transiten por áreas verdes, y a pesar de su reclusión, la sensación de vida parece ser otra. Una imagen de un paciente mental bañándose en una zona aún limpia del río, y rodeado de árboles, como en un bautismo esencial, nos hace recordar que el hombre es parte de la naturaleza y que podría disfrutar de ella sin necesidad de devastarla, evitando así un triste y oscuro destino que parece ya irreversible: la destrucción definitiva de nuestro único hogar, nuestro único planeta.