domingo, 1 de septiembre de 2013

Últimas palabras. El post final de COMIC APOCALIPSIS.


En Abril del 2009 decidí crear este espacio, el blog especializado ‘Comic Apocalipsis’’. Han pasado casi 4 años y medio, en los que he posteado reseñas, artículos, noticias, análisis y curiosidades relacionadas a mi medio artístico favorito, a un ritmo no menor de -en promedio- más de dos entradas por semana.

Hace ya unos cuantos meses me venía rondando la idea de ponerle punto final al blog, pero por alguna razón u otra fui posponiendo la decisión. Finalmente el día de hoy, siento que -de manera natural, calmada y sin que ningún tipo de vacilación o arrepentimiento me agobie- ha llegado el momento de hacerlo.

En todo este tiempo, puse mucho esfuerzo en darle un nivel de calidad a esta bitácora. Siempre cuidé aspectos como la argumentación, redacción y presentación de cada post. Evité en lo posible los lugares comunes, la estrechez ideológica y el lenguaje propio de los ‘‘frikis’’ que ven al cómic como simple entretenimiento, hobby o cosa menor; así como el envanecimiento de los academicistas ‘‘intrusos’’ y su verborrea insustancial.

No me arrepiento del tiempo y esfuerzo invertidos en este blog. Creo que algunos lectores sabrán apreciar la labor realizada. Pero llega el momento en el que hay que cambiar de aires, voltear la página, establecer prioridades, sacrificar algunas actividades en pos de otras que nos brinden mayores satisfacciones espirituales, intelectuales y materiales.

Tampoco hubiera querido que el blog pase por un lento proceso de agonía, relegándolo cada vez más, sin darle la atención necesaria, haciendo que los artículos sean cada vez menos frecuentes, o menos trabajados. Como en las historias que me gustan, prefiero un final definido, un carácter auto-conclusivo. Y este post marca el final de Comic Apocalipsis.

A todos los que se pasaron por aquí alguna vez, a los que se dieron el tiempo de leer algún artículo completo o dejar un comentario, a los que se rieron o renegaron con lo que escribí, las gracias respectivas. Fue un gusto compartir algunas de mis ideas y ocurrencias con ustedes. ¡Hasta que el destino se encargue de cruzar nuestros caminos nuevamente!

Guido Cuadros Ferro Acuña
Lima, Agosto 2013.

lunes, 26 de agosto de 2013

¿Puro nombre? FIERRO PERÚ #1 bajo la lupa: Mediocre publicación que no está al nivel de la gran revista argentina.


Ha llegado a mis manos un ejemplar de FIERRO PERÚ #1, revista editada por la Librería Contracultura de Benjamín Corzo. A continuación voy a explayarme sobre unos cuantos puntos que en su conjunto hacen que -a nivel general-, mi veredicto sobre la calidad de esta publicación (y más aún la relación calidad/precio) sea bastante negativo.

Ni siquiera quiero dedicarme a comentar en profundidad la calidad de los cómics (si tal cómic me parece bueno, mediocre o malo), por ahí no va dirigida mi crítica, en esta ocasión quiero concentrarme en lo que representa la publicación como tal. Los puntos que analizaré, de manera completamente objetiva, son: 1.- Concepto, 2.- Presentación y Edición, 3.- Precio y Periodicidad.

1.- CONCEPTO. Fierro es una importantísima revista de historietas argentina, quizá históricamente la mejor antología de cómics a nivel latinoamericano. Lleva (sumando dos etapas distintas) casi 200 números publicados. Por sus páginas han pasado autores de la talla de Moebius, Fontanarrosa, Horacio Altuna, Carlos Trillo, Alberto Breccia, Enrique Breccia, Solano López, Ricardo Barreiro, Juan Giménez, Juan Sasturain, Mandrafina, Diego Agrimbau, Lucas Varela, Pablo de Santis, Eduardo Risso, Juan Sáenz Valiente, etc. Con eso pueden hacerse una idea de la institución que representa esta revista, a nivel global.

En una movida marquetera, firmemente basada en la maniobra capitalista de ''franquicia'', Benjamín Corzo ha decidido publicar esta Fierro Perú. Quizá cree que el nombre es suficiente para asegurar el éxito de esta empresa (porque salvo el nombre no hay punto de comparación con la publicación original). Fierro Perú es una revista que no tiene un concepto ni una propuesta clara. Por un lado presenta reimpresiones de material publicado hace años en la Fierro original, y la acompaña con cómics de representantes nacionales.

Aquí sucede algo curioso, pues salvo un par de nombres, la mayoría de los colaboradores peruanos (Miguel Det, Jesús Cossio, Ale Torres Novoa, Rodrigo La Hoz y David Galliquio, con su propuesta de cómic arty/subte/indy/naif acriollado) son los mismos que habitualmente publican en la revista CARBONCITO editada por Renso y Amadeo Gonzáles. En ese sentido podríamos decir que Fierro Perú no es otra cosa que la revista Carboncito + ''refuerzos extranjeros''.

Ahora bien, estos ''refuerzos extranjeros'' tampoco son tales, pues ninguna de las colaboraciones argentinas es original e inédita. Todos los cómics argentinos han sido tomados de ediciones anteriores de la Fierro original, es decir son reimpresiones, refritos, reciclaje o como quiera llamarse, de la edición argentina. Por tanto nuestra ecuación quedaría de la siguiente manera: Fierro Perú = Carboncito + refritos de la Fierro original.

Siguiendo con el tema de los refritos (es decir reimpresiones, cómics que ya habían sido publicados en otros lados) sorprende que también entre los colaboradores peruanos lo que más abunde sean eso: los refritos. Mario Molina presenta 14 páginas de En La Cara No, la mayoría de las cuales (más del 75%) ya estaban dibujadas desde el año 1989. Son las mismas páginas con las que ganó el Premio Contracultura de Novela Gráfica del 2011, y ahora las mismas páginas que se publican en Fierro Perú.

Algo parecido pasa con los cómics de Ale Torres y Juan Carlos Yáñez, se trata de ''saldos'' (obras no ganadoras) de ediciones anteriores del Premio Contracultura de novela gráfica, que parecieran estár siendo utilizados para ''llenar páginas'' de esta revista, a falta de material actual. Los minicómics de 2 páginas de Miguel Det y Jesús Cossío han aparecido ambos en gran cantidad de fanzines subtes. No es material original. El cómic del arequipeño Diego Rondón (lo mejor de la revista en cuanto a material peruano) fue dibujado hace casi 10 años atrás, y así varios ejemplos. En conclusión, esta revista no presenta nada, o casi nada nuevo, actual, creado especialmente para la ocasión.

2.- PRESENTACIÓN y EDICIÓN. Si se trata de Fierro Perú, uno esperaba una portada dibujada por un artista peruano, pero en este caso se ha optado por poner una portada de un artista argentino, Juan Bobillo. Yo tengo mucho aprecio por este artista. Tengo en mi colección un par de cómics suyos, como Martín Holmes (con guión de Carlos Trillo) y She Hulk (con guión de Dan Slott). Es un gran dibujante, pero esta portada que se ha elegido no me parece muy llamativa, tampoco tiene un concepto claro, me parece una mala decisión para la portada de un primer número.

Peor aún, no hay ningún esfuerzo en el uso creativo de fuentes tipográficas en la portada. Sólo aparece el logo en la parte superior y los créditos de los autores (con una simple fuente de Microsoft Word, todo del mismo tamaño) en la parte inferior. La ley del mínimo esfuerzo. El apellido Galliquio aparece mal escrito (''Galliqui'') y se omite el nombre del guionista peruano César Santivañez. Cualquiera que tenga mínima experiencia en edición sabe que una portada debe revisarse al menos 10 veces antes de mandarse a imprenta, y no entiendo cómo no pudieron percatarse de estos errores.

Siguiendo con el tema de César Santivañez (guionista del cómic Panóptica), aparecen más errores. Si bien en la primera página sí se le acredita, con su apellido escrito correctamente, en la página 41 se lee ''César Santibañez''. Sigo sin entender cómo el editor o quien haya estado a cargo del cuidado de la edición, no se haya percatado de esto. En el índice aparece como Santivañez, y en el cómic aparece como Santibañez. O sea que era una de dos. Nada que no pudiera haberse resuelto con una llamada telefónica al autor. Pero repito, parece que la edición ha sido muy descuidada, o que simplemente no cuentan con un editor competente.

El cómic de 3 páginas de Liniers, ''Oil Company'', tiene una pobre definición de imagen. Parece que les mandaron el archivo en baja resolución o que el original se realizó para una publicación de menor tamaño. Lo mismo sucede con algunas viñetas del cómic En La Cara No, de Mario Molina, especialmente la última página de ese cómic, totalmente en baja resolución y hasta pixeleada.

El error más grave sin embargo, es la repetición de la página #6 del cómic El Buda que habla, de los argentinos Diego Navarro y Lito Fernandez, que aparece tanto en las páginas 95 y 96. Así es, al ''editor'', se le pasó una página repetida. Y esto además deja el bichito de que quizá, al repetirse una página, se omitió otra. No lo podemos saber. Siguiendo con esta historieta, resulta que se nos presenta el Cap. IV de la misma. ¿Cómo pueden incluir un cuarto capítulo en el #1 de una revista? ¿Y los tres primeros capítulos dónde están? Parece pues que estamos hablando literalmente de reciclaje editorial.

En cuanto a la calidad material de la publicación, se ha realizado con materiales de bajo costo: la portada es de una cartulina de liviano gramaje (se dobla muy fácilmente) y el papel para páginas interiores -128 en total- es un simple papel bond blanco tipo ''fotocopia''. El empastado también se ha hecho de manera descuidada (se cuartea fácilmente). En conjunto, se nota a leguas que esta publicación se ha impreso y empastado en algún huarique del centro de Lima o La Victoria, y no en una imprenta profesional.

3.- PRECIO y PERIODICIDAD. Por todo lo explicado en los primeros dos puntos, me parece exagerado que se haya establecido el precio de S./40 nuevos soles (al cambio $15.00 dólares americanos) por una publicación de esta calidad. No hay relación entre el contenido (en su mayoría refritos), la presentación (edición mediocre, materiales simples), y el exorbitante precio de la revista. Siendo justo, me parece que una revista como Fierro Perú, no tendría por qué costar más de S./15.00 nuevos soles. No hay ningún sustento para que la revista tenga un precio mayor a ese.

Finalmente, algo que llama la atención es que se haya establecido una periodicidad semestral. Es decir la revista Fierro Perú será publicada (en el más optimista de los casos, porque yo no le veo mucho futuro) sólo dos veces al año. Hasta ahí todo bien, es una decisión respetable. Pero lo que no tiene ningún sentido es que, siendo una revista de periodicidad tan poco frecuente, en vez de apostar por historietas autoconclusivas, con un final definido, completas en sí mismas, se haya decidido incluir una gran cantidad de cómics serializados (del tipo continuará…).

Muchos de los cómics de esta revista, como Panóptica (Santivañez/Espinoza), Barrunto (Sandoval/Galliquio), En La Cara NO (Malca/Molina), Leo Furia (MED) entre otros, no son más que un primer acercamiento, un atisbo, una introducción, un prólogo si desea, a sus respectivas historias. Pero resulta que entonces, para leer las próximas 5 o 6 páginas de estos cómics, tendríamos que esperar 6 meses, luego un año para la próxima entrega y así sucesivamente. Cualquier lector va a perder la ilación de las historias, ni qué decir de la gente que compre por primera vez un número avanzado. Lo que yo me pregunto es, si voy a hacer una revista semestral ¿cómo le voy a pedir cómics serializados a los autores y no historias completas? Son decisiones editoriales que no se entienden.

En conclusión Fierro Perú es una revista sin un concepto definido, no se entiende la propuesta, más que antología resulta en una mezcolanza (¿Juan Giménez al lado de MED Cómics al lado de Jesús Cossío, etc.?), lo que más abunda son los refritos y las reimpresiones, escasea el material fresco, está mal editada, tiene un precio altísimo, y lo peor de todo: deja gusto a muy poca cosa luego de ser leída.

Creo que Benjamín Corzo tendrá un arduo trabajo intentando ''enyucar'' esta publicación a potenciales -e ingenuos- compradores, dispuestos a pagar ese caprichoso precio. Y desde ya les puedo asegurar que veo muy difícil que un proyecto como este, sin pies ni cabeza, sin dirección, sin concepto, editado al champazo, llegue siquiera a presentar un segundo número algún día. Lo dudo seriamente.

miércoles, 21 de agosto de 2013

''PUSSEY!'' de Daniel Clowes. Una ácida y contundente crítica al lado más feo de la industria del cómic.


Pussey! (publicada originalmente entre 1989 y 1994 en la revista Eightball y desde entonces recopilada en tomo único por Fantagraphics Books) es una descarnada crítica -suavizada relativamente por el tono humorístico de la obra- hacia lo que se conoce comúnmente como la ''industria del cómic'' en Norteamérica (con su engranaje de editores, autores, distribuidores y reseñistas), así como a la mentada ''comunidad comiquera'' de dicho país: el público lector y los consumidores que mantienen económicamente a este armatoste social. El hilo conductor de la narración es la biografía ficticia de Dan Pussey, exitoso dibujante de cómics superheroicos y a la vez una simple tuerca de un sistema de producción mecanizado.

Esta feroz crítica es multidireccional, y Daniel Clowes reparte lo que corresponde a todos los flancos, atacando el núcleo de la problemática creativa del medio -más allá de géneros o posturas ideológicas y estéticas-, así como al público que consume únicamente determinado tipo de cómics.

En primer término, Clowes desnuda las incongruencias, miserias y abusos del sistema de producción comercial de cómics superheroicos, tipo editoriales Marvel o DC, con su enajenante modalidad de trabajo ''bajo contrato'': las canalladas perpetradas durante décadas (y aun en el presente) en temas como los derechos de autor, el escamoteo del justo pago de regalías a los creadores de los personajes, las nefastas prácticas editoriales que buscan regular y uniformizar contenidos, la imposición del trabajo en equipo tipo línea de ensamblaje (guionista, dibujante, entintador, colorista, letrista, etc.), los plazos o deadlines, y hasta la más pura humillación de la que han sido objeto muchos artistas que se han desempeñado en este campo.


Este paradigma queda encarnado en el personaje de Doctor Infinity, quien comparte protagonismo con Pussey durante toda la historia, y que con sus actitudes y manera de expresarse nos trae a la mente inmediatamente a Stan Lee, el Chairman Emeritus de la Casa de las Ideas, aunque también puede representar a otros personajes de similar proceder, quienes han estado en la cúspide de la industria durante décadas.

Motivado por comenzar a escribir sus propios guiones, Pussey asiste a un curso de escritura creativa a cargo de una profesora de la cual se enamora, quien le abre las puertas hacia el cómic de autor o cómic independiente. Y aquí Clowes aprovecha para mostrar todos los despropósitos y chanchullos de los que ha sido testigo de primera mano en esta ''escena'': un ambiente saturado de absurdas y verborreicas ínfulas intelectualoides y academicistas, editores prepotentes tanto o más parametrados que los del cómic comercial, autores que quieren reinventar la rueda con su experimentación, chatura creativa y falta de talento disfrazados de vanguardia, obras modélicas que son copiadas hasta el cansancio, etc.

Queda claro que el simple hecho de querer ser o etiquetarse a uno mismo como un autor o editor original, independiente, alternativo, alejado de tendencias etc. no basta para serlo efectivamente. Y que muchos de los vicios, fórmulas y malas prácticas atribuidas al cómic comercial o industrial, están igualmente presentes en este tipo de producción. Aquí el personaje que encarna este mundo es Gummo Bubbleman, quien está claramente inspirado en el Art Spiegelman de los tiempos de la revista RAW, pero que -al igual que el ''stanlineano'' Doctor Infinity-, puede representar a una gran cantidad de personalidades del mundo de la historieta independiente norteamericana. También se muestran las oficinas de ''Highbrow Comics'', editorial inspirada en Fantagraphics, el sello del propio Daniel Clowes en el mundo real.


Como mencioné al principio, se trata de una crítica generalizada, cruda y sin concesiones, contra todo y contra todos, exagerada y sin espacio para matices, que no le extiende un salvavidas a nadie. Aca no se trata de mostrar las dos caras de la moneda, sólo una: la más fea.

La metralleta sarcástica fusila también a los consumidores de cómics: los típicos fanboys o frikis, enclaustrados en su nostalgia infantiloide, su mentalidad estrecha y su insaciable demanda por el más repetitivo entretenimiento. A la prensa especializada que difunde, comenta y aplaude cualquier estupidez que se publica, previo pacto bajo la mesa con las casas editoras. A los coleccionistas compulsivos, a los especuladores del mercado y a los que les siguen el juego. A los artistas de galería que no hacen sino mal copiar el lenguaje del cómic y presentarlo como una versión evolucionada del medio.

Pussey! tiene como uno de sus ingredientes principales el humor (en mucho mayor medida que el resto de obras de Daniel Clowes), pero a la vez mete el dedo en la llaga con violencia, sincera las cosas y muestra desde dentro los problemas, manías, poses, dogmas, desvaríos, pretensiones, chanchullos, malentendidos, ignorancia, abusos y sinsentidos que rodean, pululan y se asientan en la industria y en la comunidad del medio que tanto amamos: el cómic.

Leer esta lúcida obra auto-referencial es indispensable para que hagamos, sea cual sea la esfera que nos una a este medio, una autocrítica y aumentemos el nivel de conciencia sobre lo que se escribe, se dibuja, y se consume, obligándonos a repensar frases hechas como ''debemos crear y fortalecer una industria del cómic en nuestro país'', ''lo que faltan son editores'', etc. 

sábado, 17 de agosto de 2013

Sobre cómics con autógrafos, bocetos, firmas y garabatos. Dándole a las cosas el valor que realmente se merecen.


Este es un tema sobre el que quería manifestarme hace mucho tiempo, pues lamentablemente en nuestro medio hay muchos oportunistas y negociantes a los que les gusta engañar y timar a los más advenedizos, dándoles a entender que ejemplares firmados -garabateados es un término más preciso- a la volada, y encima a terceras personas, se convierten en objetos económica y simbólicamente valiosos, cuando no lo son.

Comienzo compartiendo con ustedes mi sentir personal. Nunca he sido aficionado a las firmas de un autor (o autores) de determinado cómic. Es decir, encontrar en algún evento o convención a uno de los autores y que me haga una firma rápida o garabato en la portada o interior del mismo, estropeándolo totalmente (a mí entender). Menos aún que me pongan una hipócrita dedicatoria en la que hablan de cariño o amistad, si nunca antes te han visto. Cuando encuentro a algún autor que admiro, pues prefiero saludarlo y hacerle un par de preguntas, eso me parece más interesante.

Ahora claro, si el dibujante (siempre tiene que ser el dibujante, no el guionista si se trata de un dueto creativo) está dispuesto a tomarse un momento y hacerme un boceto (un buen boceto, se entiende), pues ahí cambia la cosa: bienvenido sea. Aquí los dejo con un ejemplo del que me siento orgulloso: un boceto que me hizo Horacio Altuna en su visita a Lima en el año 2011, en un ejemplar de Playboy: Las historietas eróticas de Altuna, que compré a mediados de los 90's en el Centro de Lima (luego continúo con la reflexión).


Como pueden ver, se trata de un bello dibujo (le pedí especialmente que no borre la base de lápiz, como acostumbra hacer). En sí mismo, tiene un valor estético innegable. Y con ese boceto, el ejemplar queda totalmente personalizado y se hace único. También me gustó la dedicatoria: ''¿Cómo te llamas?'', ''Guido''. Pues ''Para Guido''. Sin vacíos floros de por medio.

Aparte de la imagen, queda el recuerdo de haber visto, a centímetros de distancia, el proceso por el cual la página en blanco se convertía en una obra de arte. Y claro, el recuerdo de -en aquella ocasión- haber escuchado la charla que brindó al público y haberle hecho una pregunta. Todo en conjunto forma una experiencia valiosa, junto a un autor al que admiraba por décadas, perennizada materialmente en el boceto realizado para mi ejemplar, que al menos para mí, tiene ya un valor que trasciende todo cálculo.

Bueno pues, ¿a qué viene toda esta reflexión? A que me parece patética la forma en que acá en el Perú se ha hecho costumbre por parte de alguna gente (como Zlatko Pérez Luna de Editora VUK, o el organizador de eventos José Antonio ''Chiqui'' Vilca) sortear o -en el caso específico del segundo- incluso vender a precios estratosféricos, ejemplares firmados, mejor dicho mal garabateados, por autores como Robert Kirkman o Frank Quitely, y presentar estos cómics (lo peor de todo hasta esos simples trozos de cartón llamados ''tapas'') como si fueran grandes joyas. Juzguen ustedes mismos:


Yo no veo nada de interés ni valor en esos garabatos, hechos a la volada y sistemáticamente, que encima de todo malogran las portadas. Peor aún, si ese garabato no te lo han hecho en tu cara pelada, ¿qué valor puede tener? Se lo hicieron a alguien que no eras tú, lo firmaron sin saber a manos de quién iba a parar, ¿eso te parece de valor? Para nada. En el caso de las firmas de Kirkman en los ejemplares y cartonazos de Editora VUK, queda claro que le pusieron una ruma de 40 o 50 revistas para que Kirkman los firme uno tras otro (porque hace 2 años que vienen regalando ejemplares firmados), a la velocidad con la que un gerente firma una ruma de documentos.

¿Eso te parece digno de atesorar estimado lector? Incluso es posible (porque ese garabato es facilísimo de reproducir y porque no creo que a Kirkman le haga gracia firmar 30 ejemplares distintos a una misma persona) que algunas de las firmas sean ''made in Perú''. ¡Que viva el criollismo!

Al menos la gente de VUK, se ha dedicado a sortear estos ejemplares (que no tienen nada de especial, pero al menos no cobran por eso). El caso de José Antonio ''Chiqui'' Vilca sí es grave: este tipo se dedica a dejar en varias tiendas especializadas cómics firmados en las convenciones a la que ha ido en el extranjero, y ofrecerlos a precio altísimo. Recuerdo haber visto un TPB de All Star Superman con un garabato ilegible atribuido a Frank Quitely (sin certificado de autenticidad que lo respalde, no estoy diciendo que la firma sea falsa, pero sin certificado) a S./250 soles. ¿Quién habrá sido el gil que lo compró? ¿Acaso cree que un garabato hecho a un tercero vale algo?

Resumiendo: No le encuentro valor a los garabatos hechos a la volada, sólo a los bocetos. Y en ambos casos (así se trate de firmas, para los que les guste eso), la gracia es que te lo hagan frente a tu cara pelada. ¿Dónde está el valor sino pues en el recuerdo físico que evoque una experiencia agradable con un autor admirado? ¿Puede haber gente tan tontorrona que crea que un cómic firmado a un tercero, de los que hay por millares en todo el mundo, que además ni siquiera tiene un certificado de autenticidad, tenga un valor económico o siquiera simbólico? Despierten pues señores, no se dejen engañar por los oportunistas, no valen nada.

La yapa: si bien los tomos (tapa blanda o dura) cuentan generalmente con páginas en blanco o espacios vacíos junto a los créditos donde los autores puedan hacerte un boceto, no sucede lo mismo con los comic-books tradicionales (conocidos como ''grapas'', ''floppies'' o ''single issues''). Por lo mismo un boceto, o un garabato/firma no hacen sino tapar el arte pre-existente y afear el ejemplar.

Pensando en esto, desde hace unos años las editoriales norteamericanas vienen ofreciendo ocasionalmente las ''blank covers'', que son portadas variantes totalmente en blanco (con el logo y los créditos, pero sin imágenes), de tiraje muy limitado, y que se venden exclusivamente en convenciones, a un precio que no suele bajar de los $20 dólares. El precio es elevado, pero lo más probable es que encuentres al autor de ese cómic en la misma convención donde lo compraste y así pueda realizarte un boceto en la portada, personalizándolo totalmente. Me parece una iniciativa muy interesante.

domingo, 4 de agosto de 2013

Portadas de Justice Magazine, por Stanley Lau (Artgerm).


Sensación en las redes están causando las portadas ''ficticias'' de Justice Magazine del artista hongkonés Stanley Lau, a.k.a. ARTGERM. Convertidas en viral, lo más seguro es que ya hayas visto alguna en tu muro de facebook. Caso contrario, acá puedes disfrutar de las 6 ilustraciones de esta serie realizadas hasta el momento por este genial dibujante en sus ratos libres (así es, se trata de simple fan art o ''arte fan'' no remunerado, hecho por simple amor a los personajes).

ARTGERM es uno de los artistas más reconocidos del mercado asiático, quien se desempeña en distintos campos como la ilustración, diseño, dirección creativa y arte conceptual (esto último no se refiere a los ''garabateros'' que exponen sus cojudeces indescifrables en los  grandes museos del mundo, sino se refiere a un artista que diseña personajes o escenarios para películas, videojuegos, etc.).

Algunas de las empresas con las que mantiene una habitual relación de trabajo son CAPCOM, DC COMICS y SQUARE ENIX. También realiza comisiones personalizadas al público en general, aunque como imaginarán la lista de espera para obtener una comisión es bastante larga. Pese a la gran cantidad de trabajo pagado que tiene este artista -y precisamente, por ser un artista de verdad-, se da el tiempo para realizar ''experimentos'' como ésta serie de ilustraciones de Justice Magazine, por las cuales repito, no recibe ningún pago (pero que igual rinden sus frutos, pues gracias a ellas se está volviendo muchísimo más famoso de lo que ya era).

Presten atención no solo al dibujo, sino al excelente trabajo de composición de las portadas, cómo el logo varía ligeramente en cada ocasión, el magistral uso de fuentes tipográficas, el balance armónico de todos los elementos. Definitivamente una clase maestra de lo que es un buen cover de revista.

Les recomiendo visitar su cuenta de Deviant Art si quieren saber más de Stanley Lau, y disfrutar de centenares de sus ilustraciones (encargos de empresas, comisiones, bocetos, fan art). Como pueden ver en los ''bonus'' que adjunto al final de este post, van a encontrar dibujos hechos con distintas técnicas. Lo interesante es que en cada ilustración el artista hace un comentario indicando técnica, materiales y en algunos casos hasta el tiempo que le tomó realizarla (hay algunas piezas increíbles realizadas en pocos minutos o en un par de horas).


BONUS


viernes, 19 de julio de 2013

Las 7 portadas ( - 1 ) del último número de Locke & Key.



Luego de 6 años de gran éxito popular y crítico, la serie Locke and Key (IDW Publishing) finaliza este 2013 con el número Alpha #2 (a publicarse el mes de Octubre), correspondiente al sexto volumen titulado Alpha & Omega. Escrita por Joe Hill (hijo de Stephen King) y dibujada por el chileno Gabriel Rodríguez, Locke and Key es una historia que mezcla misterio, magia y horror. La serie ha ganado varios premios importantes, se ha forjado una masiva base de seguidores, y ha sido calificada por algunos críticos como ''El Sandman de los tiempos actuales''.

Yo solamente tuve oportunidad de leer el ejemplar de Locke & Key Free Comic Book Day 2011 (que incluía un episodio de la tercera o cuarta temporada), pero me bastó para darme cuenta que era un cómic de mucha calidad, bellamente ilustrado, y que efectivamente transmite una sensación de ensueño al leerlo. Algún día me compraré la obra completa, por lo pronto me he pedido la reimpresión del primer número, que IDW editará también en el mes de octubre al módico precio de $1.00 dólar.

Los autores ya manifestaron que se trata del final definitivo de la serie (no van a caer en el jueguito de seguir alargándola innecesariamente, con fines meramente mercantilistas, como hacen muchos), y que se dedicarán a otros proyectos. En el caso de Gabriel Rodríguez, ya se anunció que dibujará la nueva serie de Little Nemo, guionizada por Eric Shanower (Oz).

Para cerrar con broche de oro, se están ofreciendo 7 portadas distintas de Locke and Key Alpha #2. La portada ''regular'' o A,  dibujada por el propio Rodríguez, será revelada recién el mismo día de la publicación. Aquí los dejo con las portadas B, C, D, E, F y G a cargo de los maestros Simon Bisley, Glenn Fabry, Michael Kaluta, Bill Sienkiewicz, Dave Sim y Bernie Wrightson, respectivamente. Una gloriosa pléyade de artistas, sin ninguna duda. La portada que abre este post, corresponde a la del estuche especial de Locke & Key: Alpha #2 Boxed Set, que contendrá los 7 ejemplares con las distintas portadas, al precio de $49.99. Seguro que los fanáticos más extremos de esta serie no dejarán pasar la ocasión.

PD: Me veo obligado a la penosa tarea de tener que expresar una vez más mi repudio hacia el ignorante oportunista de Zlatko Pérez Luna de Editora VUK, quien por algún tipo de trauma, fijación personal, o simple y llana estupidez agravada, se ha dedicado desde hace 2 años atrás a DIFAMAR  REITERADAMENTE al gran artista e intelectual norteamericano DAVE SIM (conocido mundialmente por su obra CEREBUS; ilustrador de la portada F), diciendo en cuanta ocasión se le presenta que ''Dave Sim es un demente que vive encerrado en un manicomio, sin contacto con ningún ser humano hace décadas, bota espuma por la boca, etc.''. No sé del culo de quién ha sacado esa falsa y absurda historia este tipejo, pero que termine de una vez por todas con el hostigamiento y difamación gratuita contra DAVE SIM.

jueves, 18 de julio de 2013

REVIVAL (Image Comics) rompe esquemas a partir de su número #12, con el aporte de Skottie Young y Art Baltazar.


REVIVAL es una de mis series contemporáneas favoritas, y ya la he mencionado varias veces en este blog. Si bien el núcleo argumental gira en torno a un grupo de personas muertas que ha vuelto a la vida -lo que nos hace pensar automáticamente en ''otra historia más de zombies''-, REVIVAL es un cómic fantástico en muchos aspectos, sea por el magistral trabajo de caracterización de un amplio y variado cast de personajes, el logrado clima de misterio y horror en un pequeño pueblo rural que se encuentra en cuarentena, el gore impactante pero bien dosificado, la multiplicidad de tramas que se mezclan al unísono, etc.

Para el número #12 (publicado ayer en USA), el equipo creativo de la serie conformado por Tim Seeley en guión y Mike Norton en dibujo, se sale completamente del molde, incorporando a dos artistas muy relacionados con el cómic infantil: Skottie Young como portadista (reemplazando a la habitual Jenny Frison) y Art Baltazar en algunas partes del arte interior. La idea: reflejar el mundo infantil del pequeño Cooper -hijo de la oficial de policía y protagonista de la serie Dana Cypress- y la manera en la que ha interiorizado los extraordinarios y chocantes sucesos que vienen alterando la otrora tranquila ciudad de Wausau, Wisconsin.

Y qué mejor manera de plasmarlo que mediante un cómic dentro del cómic ''hecho'' por el niño Cooper. Así, en REVIVAL #12 presenciamos un interesante recurso meta-narrativo, que ayuda a dar profundidad a la serie y que le demuestra una vez más a los incrédulos que este título es mucho más que una simple ''historia de zombies'' del montón. A propósito de ello, celebro las numerosas nominaciones (mejor nueva serie, mejor portadista, mejor escritor y mejor dibujante) que ha recibido REVIVAL en los Harvey Awards 2013. A diferencia de otros blogs, acá sí se reseñan y se recomiendan series antes de que reciban el aplauso unánime de la crítica extranjera, para luego simplemente subirse al coche del elogio y los adjetivos repetitivos.

Mientras espero que mi copia llegue de USA, los dejo con 2 páginas de REVIVAL #12 (tomadas de la web Hack/Slash Inc. de Tim Seeley). Con estas 8 viñetas del cómic ''dibujado'' por el niño Cooper se pueden hacer una idea bastante básica pero concreta de lo que va la serie. De más está decir que recomiendo completamente este título de Image a todos aquellos que quieran leer un cómic actual de calidad, con personajes bien desarrollados, con una trama compleja y llena de misterio que te obliga a querer releer una y otra vez los números pasados en busca de detalles, con un dibujo de primera, y que además -como vemos- es creativamente arriesgado y no teme salirse del molde en cualquier momento.


martes, 16 de julio de 2013

Mi carta publicada en EERIE #3 (Dark Horse, Julio 2013).

Genial portada de Jim Pavelec, basada en el cuadro
''El Pecado'' de Franz von Stuck (1863-1928)
Creepy y Eerie (junto a Vampirella) fueron las revistas de cómics más emblemáticas de Warren Publishing, la editorial de cómics de horror más reconocida desde los años 60’s hasta los 80’s, cuando desaparece. Estas publicaciones salían en formato magazine -mayor tamaño que un comic book, en blanco y negro, y para distribución directa en quioscos-, y gracias a esto no se regían por el nefasto Comics Code Authority que censuró y prohibió las publicaciones de horror de EC (y similares) a comienzos de los 50’s. De esa manera pudo rescatar, mantener viva, y llevar al siguiente nivel a la gran tradición del cómic norteamericano de horror.

¡Quién no ha leído una Creepy alguna vez en su vida! (si no lo hiciste no tuviste infancia, adolescencia, adultez, ni vida). Acá en Perú se podían conseguir las ediciones españolas de Toutain en el Centro de Lima (en las que se juntaba material de los tres títulos emblemáticos de Warren), y así muchos empezamos a descubrir a tremendos maestros del cómic norteamericano y europeo como Berni Wrightson, Richard Corben, Wally Wood, Esteban Maroto, entre tantos otros, y con esas alucinantes portadas de Frazetta, Sanjulián o el peruano Boris Vallejo, aunque en ese tiempo los más ''cachorros'' no nos preocupábamos mucho de estar cotejando los créditos.

Volviendo al presente, hace más o menos 2 años la editorial Dark Horse se hizo con los derechos de Creepy y Eerie, y desde entonces han ''revivido'' a estas fabulosas revistas, en las que se publican nuevas historias a cargo de destacados autores contemporáneos, siempre acompañadas de reimpresiones de algunos relatos clásicos (aparte claro, vienen publicando también lujosas ediciones de archivo en tapa dura, con puro material de las etapas clásicas).

Cuando me enteré de esto, inmediatamente puse a Eerie en mi lista de compra de series mensuales (la serie de Creepy ya se encontraba avanzada en la numeración, y a veces a los coleccionistas nos gana la ''manía matemática'' de querer coleccionar nuestras series desde el inicio, y además al igual que antaño, los autores de ambas revistas suelen alternarse). El primer número me pareció fantástico y me animé a mandar una carta, la que ahora me ha llenado de alegría ver publicada en el tercer número, casi un año después de que la enviara (esta revista sale cada 6 meses, y como mi carta no había salido en el #2, ya había perdido las esperanzas).

Así que ahí queda mi nombre en un número de Eerie, impreso junto a los de maestros como Paul Chadwick, Johnatan Case o el mismísimo Wally Wood, con lo cual no puedo evitar sentirme parte -así sea una parte microscópica, la que nos corresponde a los lectores que enviamos cartas, pero una parte imborrable al fin y al cabo- de la grandiosa tradición de los cómics de horror de la Warren.

Los dejo con mi carta y la hilarante respuesta del Primo Eerie (adjunto una traducción en la que lamentablemente se pierde algo del humor de la respuesta, pues hay un par de frases hechas -que encima han sido levemente modificadas con fines sarcásticos- que son imposibles de traducir exactamente). ¡Ah! Y en agradecimiento a este engendro deforme por haber publicado mi carta, me comprometo a hacer una reseña de Eerie #3 en las próximas semanas.


Querido Primo Eerie:

     ¡El primer número de tu revista estuvo perfecto! Fue todo lo que se supone que una gran antología de cómic de horror debe ser. La historia de Dave Lapham sobre un hombre convertido en robot, que pensaba estar ayudando a la humanidad a deshacerse de esos malditos artefactos -mientras sin saberlo hacía exactamente lo contrario-, fue bastante perturbadora y gratamente retorcida. La historia en clave de humor de Bill DuBay fue un gran homenaje a ese estupendo modelo clásico -recientemente descontinuado-  de Volkswagen.
     Bien,  todos sabemos que el género de horror no sería tan cautivante sin esos chispazos de erotismo presentes en casi todo relato clásico de horror. ‘‘Beta-Eden’’ de Taylor y Garres nos dió bastante de eso, ¡y de la manera más repulsiva que podríamos imaginar!
     Finalmente, la reimpresión del notable tributo a Frankenstein de Potter y Corben seguramente ayudará a los lectores más jóvenes a descubrir y apreciar la excelente narrativa y estética de las obras maestras de la vieja escuela. Todas estas historias -envueltas en las magníficas ilustraciones de Jim Pavelec y Berni Wrightson- concretaron un impecable y potente primer número.
     Espero con impaciencia el segundo número de Eerie, y espero que la revista sea publicada más de 2 veces al año, ya que ambos sabemos que es una casi imperceptiblemente mejor revista que la de tu viejo tío Creepy.

Guido Cuadros Ferro Acuña
Lima, Perú

Bueno, bendice mis transpiradas pantalonetas, Guido, si tu carta no acaba de tocar los sentimientos más profundos de mi oscuro y pequeño corazón. En un punto, empero, debo estar en desacuerdo contigo: mi revista tiene bastante perceptiblemente mayor valor por página que la de ese rancio viejo canalla del tío Creepy. Cierto, puede que su oferta esté disponible con mayor frecuencia, pero ese esquelético viejo diablo olvida que la espera es una deliciosa agonía.

sábado, 13 de julio de 2013

THE CROW: Skinning The Wolves. Lo último de JAMES O'BARR (y el anuncio de su próxima visita a nuestro país).


The Crow (el cuervo) es un ente sobrenatural, que le otorga la posibilidad a algunas almas atormentadas -víctimas de brutales actos de injusticia y violencia pura-, de volver al mundo de los vivos para vengar su muerte y la de los suyos. Haciendo de guía y consejero de sus protegidos (cadáveres vueltos a la vida, invulnerables y con una fuerza sobrenatural), el cuervo evita que caigan en la vacilación o en la duda, ante el baño de sangre que ellos mismos ejecutan como parte de su justa venganza, hasta que hayan cumplido con su objetivo y alcanzado la redención.

James O’Barr creó esta mitología en una miniserie de 4 números publicada en 1989 por un sello relativamente pequeño, Caliber Comics. En ese historia el protagonista era un joven citadino llamado Eric, quien es asesinado junto a su novia (de hecho agoniza mientras observa como su pareja es violada hasta la muerte) por una banda de criminales. De retorno del más allá, ya como protegido del cuervo, comienza una matanza que tiene como objetivo eliminar a todos los responsables de su desgracia, directos e indirectos, y a cualquiera que planee impedírselo.

El cómic tuvo una gran repercusión en circuitos no comerciales dentro de los Estados Unidos, pues aparte de tratarse de una cautivante historia de venganza, reflejaba también la estética y en parte la ''ideología'' del movimiento dark/gótico/wave, profesado por un importante sector de la juventud norteamericana, que hasta entonces contaba con numerosos referentes musicales y literarios, pero no comiqueros (este último término no me gusta nada, pero ''historietísticos'' me suena igual de huachafo).

De ser un cómic casi underground, The Crow se convertiría en un fenómeno cultural de alcance global gracias a la adaptación cinematográfica de Alex Proyas (Dimension Films, 1994) protagonizada por Brandon Lee -hijo del mítico Bruce Lee- quien moriría trágicamente durante la grabación de la película, en una escena de tiroteo (una bala de verdad se filtró entre las balas de salva que decidió utilizar el estudio). Con esto, obviamente, el cómic, la película y todo lo relacionado a la obra de James O’Barr adquiría definitiva e irreversiblemente un status de culto.


Desde mediados de los 90’s se han realizado varias miniseries de The Crow en distintas editoriales, algunas con Eric como protagonista y otras con personajes completamente distintos. Pero O’Barr limitó su participación en estos proyectos a las labores de consultor, editor o portadista. Después de mucho tiempo, James O’Barr ha vuelto a hacerse cargo de su obra más emblemática, con la miniserie de 3 partes ''The Crow: Skinning the Wolves'' (IDW Publishing, 2013) esta vez como guionista y encargándose de los layouts, con arte final de Jim Terry.

Skinning the Wolves nos ubica en uno de los escenarios ideales para desarrollar una historia de venganza justiciera: un campo de concentración nazi, casi al final de la 2da guerra mundial. La mayoría de soldados alemanes se encuentran desmoralizados por una guerra que parece no tener visos de acabar y por el tipo de tareas que les son encargadas. A lo mucho, se sienten afortunados de pertenecer al grupo de los ''ganadores'' mientras observan -y propician- la suerte de los prisioneros que se encuentran bajo su poder. Hay mucho cinismo y resignación en la actitud de todos ellos, pero eso no les impide hacer y seguir haciendo lo que ''tienen'' que hacer.

El Comandante a cargo del campamento es un caso completamente distinto. Alto mando nazi, convencido de su ideología, del destino de poderío global que le espera al III Reich y a la raza superior. Culto, capaz, inteligente, se queja constantemente de la sarta de ineptos e ignorantes que tiene a su mando. Se encierra en su oficina a escuchar las óperas de Wagner. Es impulsivo, y considera a los prisioneros sub-humanos que no merecen vivir, así que constantemente da órdenes para eliminarlos (si es que no lo hace él mismo).


Pero esto (digamos, las tareas ''entendibles'' de todo mando nazi a cargo de un campo de concentración) no le basta. Su sadismo no tiene límites, y cada vez que llega un cargamento nuevo de prisioneros pide que le manden a los intelectuales (profesores, músicos, pintores, etc.), a los que invita a jugar una partida de ajedrez, ofreciéndoles la vida en caso de ganar y adelantándoles una muerte segura en caso de perder. Lo peor de todo es que ni siquiera cumple su palabra.

Justamente la historia comienza cuando llega un nuevo ''lote'' de prisioneros al campo de concentración. Uno de los pasajeros está haciendo un viaje de retorno: es una de las víctimas de los siniestros juegos ajedrecísticos del comandante, quien ha regresado poseído por el cuervo para hacer justicia. Así, desde el soldado raso hasta el más alto mando, comenzará un redentor baño de sangre, ante la sorpresa de militares y prisioneros, que no saben qué es lo que está sucediendo.

Simplificando las cosas, podríamos clasificar esta obra -y a las otras encarnaciones de El Cuervo en general- como una historia del tipo ''bodycount'' (referencia ineludible: la película Death Wish o ''Vengador Anónimo'' protagonizada por Charles Bronson), en las que un protagonista -que digamos, tiene un sustento moral para hacerlo- se dedica a bajarse a decenas y centenares de criminales, delincuentes, violadores o en este caso nazis, cuya muerte el lector/espectador va a celebrar y por la cual no va a sentir ningún tipo de culpa o remordimiento.


Creo que las historias tipo bodycount tienen un atractivo muy especial pues nos transportan a los lectores/espectadores a un plano ficticio en el que sabemos que se va a hacer justicia de la manera más directa y eficaz, como quizá muchos de nosotros quisiéramos poder hacer, al ver el estado de las cosas en nuestra sociedad.

Poniendo un par de ejemplos locales, muchos terroristas que se ensañaron con nuestro país en décadas anteriores, así como los rezagos que siguen activos como sicarios del narcotráfico, gozan de los beneficios de los derechos humanos (plataforma secuestrada desde hace mucho tiempo por grupos políticos con intereses afines), por los cuales los militares y las autoridades peruanas se ven obligados a tratarlos casi como ciudadanos ejemplares o luchadores sociales a los que no se les puede tocar ni con el pétalo de una rosa y a los que hay que otorgar una cárcel dorada, so pena de ser ellos mismos enjuiciados y privados de su libertad. Ni qué decir de los conocidos casos de violadores de menores que han salido a las calles después de sólo 3 o 4 años de purgar benéficas condenas (por ineptitud o corrupción de los jueces, que son otro lote de temer).

Entonces, si la ''civilización'' y nuestras propias restricciones humanas (y sobre todo, el miedo a lo que podría ocurrirnos), nos impiden mandar al otro mundo de buenas a primeras a quienes estamos convencidos que estarían mejor muertos que vivos; pues el cine, la literatura o los cómics -en fin, el campo de la  ficción- nos permiten fantasear con este tipo de justicia absoluta, en el que todos los culpables de un crimen execrable (y sin caer en leguleyadas que limpian a algunos y ensucian a otros) reciben la sanción que merecen, a manos de sus propias víctimas

Definitivamente el autor de una obra de este tipo debe saber condimentar su narración con otros elementos, para evitar que se caiga en una repetitiva y aburrida secuencia lineal interminable. O’Barr lo sabe, y es por eso que su mito de El Cuervo, lleno de violencia redentora pero también de bella poesía textual y gráfica, ha trascendido las páginas del cómic para convertirse en uno de los íconos del imaginario de la cultura popular moderna.


Lima Comics, festival anual de historieta, ha anunciado a James O’Barr como el invitado principal del 2013 (el evento aún no tiene fecha definida). Él estuvo hace pocos meses en un evento en Chile, así que no parece tan descabellado que llegue a nuestro país. Esperemos que no se caiga su visita, que si llega a Lima no se intoxique con la comida, y que podamos escucharlo, saludarlo y pedirle que nos firme o quizá hasta que nos haga algún boceto (esto sería magnífico) en una de sus obras (no sean tan atorrantes de ir con páginas en blanco). Les recomiendo ir comprando la edición especial de la obra original, que se consigue fácilmente en Amazon a $15.00, o las nuevas miniseries que está realizando para IDW (ya no tan fáciles de conseguir si no las compraste en su momento). No les quepan dudas que se trata de un grande.