jueves, 16 de mayo de 2013

''X-Men: Ragazze in fuga'' de Chris Claremont y Milo Manara. Las chicas X sólo quieren divertirse.


''X-Men: Ragazze in fuga'' es un interesante y extraño híbrido que combina la narrativa del cómic norteamericano de superhéroes con la sensibilidad artística del cómic europeo. Nacido como un proyecto ''de laboratorio'' entre los directivos de Marvel y Panini (concesionaria oficial de ''la casa de las ideas'' en Italia y todo Europa), el concepto básico era que Milo Manara -icono mundial del cómic erótico- ilustrara una historia completa protagonizada por las féminas más representativas de la franquicia mutante. La tarea de escribir el guión le fue encargada al veterano escritor Chris Claremont, autor de varias de las más célebres sagas de los X-Men en los 80’s y co-creador de varios de los personajes femeninos del grupo.


El cómic salió publicado primero en Italia y el resto de Europa en el año 2009, en formato álbum de 48 páginas, con arte en blanco y negro. Un año después se publica recién en los Estados Unidos, en formato reducido de comic-book y con coloreado de Dave Stewart, bajo el simplificado título de ''X-Woman'' (siendo esta última versión la que obra en mi poder).

La historia es bastante lineal y simple. Rogue (más conocida por estas tierras como Pícara) hereda una villa -con mansión frente al mar incluida- en la isla griega de Kirinos, así que la ocasión es propicia para invitar a sus mejores amigas (Storm, Kitty Pride, Psylocke y Marvel Girl) a pasar una semana de vacaciones, con la única consigna de divertirse y relajarse. Como no podía ser de otra manera, pasan pocos instantes antes de verse envueltas en un lío de dimensiones globales, que las llevará desde el Mediterráneo a la isla de Madripoor en el sudeste asiático, enfrentándose a un grupo terrorista capitaneado por un sexy Nazi llamada Baroness Krieg, que ha secuestrado a Rachel Gray y Emma Frost para utilizarlas al servicio de su maléfico plan, que consiste en desencadenar conflictos armados entre países y beneficiarse de los mismos.



Claremont se abstiene de sus tradicionales bloques de texto abultados y diálogos recargados, elaborando un guión fluido que guía y acompaña a la acción, dejando el protagonismo al arte de Manara en todo momento. Demuestra mucho cariño por los personajes -varios de los cuales, como dije anteriormente, son creación suya- y crea con presteza las circunstancias, conversaciones y situaciones que permitan a Manara -a través de posturas y gestos- imprimirles una coquetería y sensualidad tridimensional, como sólo el maestro italiano puede lograr con sus dibujos del rostro y cuerpo femeninos.

Aprovechando el mercado y el tipo de público al cual iba dirigido este proyecto en un principio (Europa y lectores adultos, respectivamente) el escritor se permite -aunque siempre de manera sugerida, con mucha elegancia- relajar un poco las restricciones habituales de este género en su faceta más comercial, y darse ciertas licencias jugando con el doble sentido y la interpretación del lector, en cuanto a lo que pueda o no pueda haber sucedido -a nivel íntimo- con cada una de las protagonistas en determinadas circunstancias. También hay escenas en las que, de manera muy juguetona, se puede apreciar a una pareja homosexual mientras comparten el lecho, o al grupo de x-chicas metiéndose sus buenos tragos sin mucho remordimiento. En fin, cosas cotidianas pero que -por no espantar al público de todas las edades, o por simple pacatería- no se ven muy seguido en los cómics gringos de superhéroes.



Injustamente -quizá porque su arte habla por sí solo, o porque no hay nada relevante que yo pueda decir de él- dejo los últimos párrafos para escribir algo sobre la labor de Milo Manara. Definitivamente el maestro italiano se luce con su dominio de la figura femenina, y en general de la figura humana. Creo que a lo largo de las 48 páginas no se repite ninguna sola postura en ninguno de los personajes. Esta variedad en los movimientos de los cuerpos le da realismo y vitalidad a este cómic de acción superheroica, sin caer jamás en las típicas poses estáticas y trilladas de las que abusan los dibujantes habituales del género.

Manara, con la manera en la que refleja la sensualidad de la mujer a través de cada gesto facial y corporal, otorga volumen y veracidad a sus dibujos, que si bien están ''idealizados'' en su máxima expresión (un ''error'' que comúnmente se le achaca a los grandes maestros del cómic erótico) nos recuerdan vivamente la belleza real de las mujeres de la vida cotidiana, ese gesto o movimiento con el que te puedes sorprender cada día al doblar una esquina. Más allá de su virtuosa representación de la figura humana, Manara se explaya con otro elemento muy importante de la tradición europea, como son los logrados fondos, escenarios y paisajes.



En cuanto al color añadido a la edición americana, me parece que, aunque el resultado no es perfecto (para apreciar el propio coloreado de Manara pueden ver la soberbia portada, y cómo difiere del color en el arte interior) el competente Dave Stewart ha hecho un excelente trabajo, con un tratamiento que imita el efecto de acuarelas y que no le quita soberanía a las tintas de Manara, a diferencia de tantos nefastos ejemplos de coloreados o re-coloreados americanos, que en su afán de ''modernizar'' y digitalizar todo, terminan incluso borroneando y desdibujando la línea original de los dibujantes. Felizmente este no fue el caso.

''X-Men: Ragazze in fuga'' o simplemente ''X-Woman'' es un cómic que sin pretender ser trascendente en lo que propone, se lee de manera fluida y merece de sobra estar en la colección de todo aficionado que sepa apreciar el buen arte. Sirve además -de manera general- como nexo entre las sensibilidades y características de dos tipos de cómic que co-existen desde hace décadas sin mezclarse demasiado y que suelen tener públicos distintos. Por eso puede funcionar como un puente, por el que algunos lectores sin mayor conocimiento del cómic europeo se animen a descubrir a autores que pueden ofrecerles una experiencia visual y narrativa satisfactoria y muy distinta a la que están acostumbrados.


4 comentarios:

  1. ¿Cómo que picara? te veo muy españolillo. Yo la conozco como Titania.

    Fuera de la joda, buen post, buen análisis.

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    1. Jajaja, es cierto, no me había dado cuenta. En realidad a Rogue se le llama ''Pícara'' (traducción literal) en las ediciones españolas. Como aquí a Perú llegaban siempre saldos de cómics españoles en los 80's y 90's supuse que la mayoría en nuestro país la conocería con ese nombre.

      Pero lo más probable es que la mayoría tenga más fresca la referencia de la serie animada que se transmitió por televisión abierta en los 90's, doblada en latinoamérica (no sé si en Argentina o México o dónde) donde efectivamente, se le llamaba Titania. ¡Saludos!

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  2. Yo también tengo la edición gringa del 2009.

    Con Manara como artista era algo que tenía que comprar de todas maneras. Es cierto que la historia de Claremont no es precisamente memorable, pero el arte del italiano es tan genial que lo demás no importa. Es muy cierto lo que dices, jamás se repiten posturas, y hay un jugueteo constante que le da mucha vida a cada página.

    He visto que hay una edición española, de Panini creo, en tapa dura, tamaño un poco mayor que el comic book standard y que incluye una entrevista a Manara.

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    1. ¡Hola Arion!

      Panini España sacó una curiosa edición, con el formato original de la edición italiana (tamaño álbum, tapa dura, 64 páginas entre historia + extras) pero con el coloreado de la edición americana.

      Algunos ejemplares de esta edición llegaron a Perú, a Librerías Crisol. Tuve oportunidad de hojearlos y la verdad es que con ese formato de mayor tamaño el arte se veía aun más espectacular.

      Lamento no haber comprado uno cuando tuve la oportunidad: recuerdo que cuando recién llegaron los ofertaron a S./35 soles, pero al poco tiempo le elevaron el precio a S./55 (no sé si por un ánimo especulador o porque se equivocaron con el primer precio) lo cual me desanimó.

      Creo que aun quedan algunos ejemplares en su local de San Isidro, pero ya están algo maltratados debido al manoseo de la gente y la neglicencia de los empleados que atienden. Aparte de ponerle el horrible ''microchip'' al cómic, los tratan como costales de papa, y se van dañando con el tiempo. En este tipo de locales lo ideal es adquirir la mercancía apenas les llega, para evitar estos inconvenientes.

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